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09-12-2022

EL AIRE QUE RESPIRAMOS

EL AIRE QUE RESPIRAMOS

El aire que respiramos y nuestra alimentación, es fundamental para nuestra vida en este planeta, ¿Qué pasará si no cambiamos nuestros hábitos?

EL AIRE QUE RESPIRAMOS

La erupción del volcán Mauna Loa en Hawai, el más grande de la Tierra, ha puesto en pausa la medición de concentraciones de (CO2) en la atmósfera, que se venían realizando desde el año 1958. Fue Charles David Keeling el que las inicio y el primero en comprobar como la influencia humana, estaba incrementando estos niveles.

En España, esta medición se realiza desde el Observatorio de Vigilancia Atmosférica de la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET), que tiene su sede en Tenerife, pero los datos se computan en la isla de Hawai. Se toma como referencia este volcán por su situación geográfica, a 3.000 metros de altura, muy lejos de zonas contaminadas y de la influencia de la vegetación.  Por ello, la mayor parte de los informes científicos sobre el cambio climático, tiene como base, los valores de este centro estadounidense.

La última lectura hecha el 29 de noviembre de este año, registró una concentración de CO2, en la atmósfera de 416,87 partes por millón (ppm) y el límite considerado normal es de 350 ppm.

En Ceuta, la estación de análisis de la calidad del aire, está situada en la Autoridad Portuaria, que cede sus terrenos por ser un lugar estratégico y resguardado. Es gestionada por Procesa y ofrece información a tiempo real a través de la web: https://www.ceutaica.es. En este video podemos ver su funcionamiento. https://youtu.be/g2hDmy4LGuI.

En un intento de nivelar este ascenso de CO2, la naturaleza ayuda con sus propias armas y así aminorar el aumento de la temperatura del planeta. Aquí es donde toman importancia los ecosistemas terrestres y marinos, que actúan como sumideros de carbono, absorbiendo y capturando el CO2 de la atmósfera para reducir su concentración.

Los principales sumideros son los océanos, que son capaces de absorber alrededor del 50% de carbono emitido, el plancton, los corales, los peces, las algas y otras bacterias fotosintéticas son los encargados de esta captura. Los bosques por su parte secuestran parte del CO2, para la fotosíntesis.

El problema es que estamos sobrepasando su límite, lo que genera graves problemas. En el caso de los ecosistemas marinos, se inicia una acidificación de las aguas lo que provoca un descenso del PH.  Este impacto negativo incide sobre los corales, algas, mariscos y moluscos que enferman y en muchos casos mueren.

En los ecosistemas terrestre, se ha podido observar que el aumento de CO2 afecta a cultivos como es el caso del trigo, que intensifica la producción de semillas, pero en estas disminuye la cantidad de proteínas, por lo que no cumpliría los requisitos nutricionales, en otras cosechas como el arroz y guisantes se produce una pérdida importante de hierro y de zinc. De seguir así, para final del 2050 una parte de la ingesta calórica del mundo habrá perdido gran cantidad de los elementos fundamentales para la nutrición humana.

Todo esto repercute sin duda en nuestra salud. Ha aumentado el número de personas que sufren infartos, tener alergia es lo normal, está afectando incluso a la fertilidad, de ahí el aumento de estos centros médicos.

De manera individual se puede ayudar a frenar el daño que causamos a la naturaleza, que nos afecta tanto directamente con el aire que respiramos como indirectamente con lo que comemos.

Existen diversos hábitos de consumo que aplicados a nuestra rutina diaria pueden ayudar sin suponer un gran esfuerzo.

-          Reducir el uso de coche privado y practicar una movilidad sostenible, hoy en día existen diversas opciones en la industria de la automoción (vehículos híbridos y eléctricos). El transporte público es otra opción, (hay que exigir que este sea un transporte ecológico) y siempre que sea posible fomentar el desplazamiento a pie o en bicicleta.

-          Aumentar nuestra eficiencia energética, cambiando el sistema de refrigeración y calefacción por otra más sostenible como es el caso de la aerotermia, geotermia o hidrotermia.

-          Consumir una energía renovable. Paneles solares, aerogeneradores, etc.

-          Seguir una dieta con baja huella de carbono. Los alimentos son responsables de al menos el 20% de los gases de efecto invernadero. Es importante evitar el consumo de productos que necesitan más energía o recursos naturales, se transportan más lejos o requieren un complejo envasado. Priorizar los productos locales, es decir apostar por los llamados <<kilómetro cero>>.

-          Ser un consumidor sostenible. Esto supone también un ahorro económico para nuestros bolsillos, sólo tenemos que hacer efectiva la regla de las 3R (Reducir, Reciclar y Reutilizar) usar menos cantidad, aprovechar más los productos y una vez que los desechamos hacerlo en el contenedor adecuado.

-          Reclamar más implicación institucional en la lucha contra el cambio climático

Desde la Oficina de Cambio Climático de Ceuta, se quiere ayudar a mejorar esta problemática asesorando al ciudadano, sobre las ayudas que la Unión Europea está concediendo para este fin, tanto en lo que se refiere a la movilidad como para la implantación de energías renovables.

Ya que somos parte del problema, seamos también parte de la solución. Nada es especialmente difícil si lo dividimos en tareas pequeñas.

Financiado por la unión europea